jueves, 16 de noviembre de 2023

Análisis y reflexión sobre Moisés en "El príncipe de Egipto" (30/09/22)

 Sería conveniente revisar, de la banda sonora de la película, la canción de "todo lo que quiero" y "las plagas". Un saludo.

De todos los momentos del príncipe de Egipto; es quizá el movimiento de las plagas el más terrorífico y emotivo. Esta vez, desde el enfoque de este hipotético Moisés, comprendemos la completitud de la expresión de Dios por medio de las plagas hacia el pueblo de Egipto. Por si no habíamos caído en la cuenta; hay que señalar una de las primeras canciones de toda esta operística, y no es ni más ni menos que el momento en el que Moisés, por medio de una deslocalizada Miriam y una nana de cuna, descubre sus orígenes hebreos; o más bien, la incongruencia latente que es su vida.

Con éste renovado dolor, recorre a oscuras los confines del palacio del Faraón, donde entendemos que para Moisés esta ciclópea construcción es su hogar, el único que ha conocido y donde el desearía estar; pero no solo eso, su familia son sus padres y su hermano (Faraón, su mujer y Ramsés) a los que ama sin lugar a dudas. Esta magnífica secuencia, concluye con el descubrimiento de la matanza del Faraón sobre los varones del pueblo hebreo.

Serán necesarios otros acontecimientos seguidos para que Moisés, finalmente tome una decisión; huir y exiliarse. Es por eso, que el regreso de Moisés a Egipto con el fin de liberar al pueblo hebreo resulta tan complicado a nuestro personaje; pues a su pueblo, o el que creía era su pueblo es al que se enfrentará. De hecho, Moisés experimenta durante su vida en el desierto una redención; donde se despoja de sus alhajas y posesiones materiales (a excepción del anillo de arquitecto que le hace entrega su hermano, dándonos a entender que no es capaz de renunciar a Ramsés), además de deshacerse de su elitista estilo de vida; pero a todo esto, no sufrirá ninguna clase de proceso que cambiare el inherente amor que siente hacia Egipto, más concretamente; hacia su hermano y madre, hacia el palacio que tantas veces y tan angustiado recorrió.

Ramsés, que se niega a cumplir la petición de Moisés, se enfrentará a todas las plagas enviadas por Dios. Moisés, contemplará como estas lentamente destruyen Egipto. Me parece de gran importancia la no despersonalización del papel de Moisés como proveedor de la calamidad, además de como profeta de Dios; puesto que en texto original del Éxodo, esta misma tarea se reparte entre Moisés y Aarón; Moisés como contacto con Dios, y Aarón como emisario del mensaje al Faraón y hacedor de milagros. También es esto de relevancia; pues en la misma canción de las plagas, en frases como; “eras tú mi hermano”, entendemos que Moisés se siente más hermanado con Ramsés que con Aarón.

Por todas estas diferencias y factores, diría que el dolor que siente Moisés destruyendo Egipto es genuino, verosímil y cruel. Pues nos presentan una batalla en la que dos hermanos que se amaban deben destruirse el uno al otro; donde cada martillazo resquebraja un poco más el cimiento de su relación.  En caso de que no nos hayamos percatado del amor sincero que profesa Moisés a su hermano, a su ciudad, y a su gente; esta nueva obra: “las plagas”, confunde tonalidades de la primera canción que os describo en este texto. Refleja esto así, una nueva angustia creciente desde esta primera base anteriormente consolidada; donde ahora vemos a un orientado Moisés, con un objetivo claro, pero que sufre enormemente por tener que destruir aquello, lo único que amó. Esto lo hará solo, sin Aarón, será por tanto mayor carga; pues aparte de Dios, es el único responsable de la destrucción de Egipto sin entrar en moralidades. Aunque Séfora esté con él ciertamente no son grandes sus intervenciones.

Es en esta batalla y recreación en los sentimientos que surgen (ahora que los hemos tratado) todas estas referencias que nos llevan al éxtasis. Ahora, no solo auditivo, sino también narrativo. (Que perfecta es esta canción)

¿Pero qué puede hacer Moisés? Un detalle sublime que pretende, en mi opinión, disculpar a Moisés de todas estas fatalidades que asolan Egipto; son las voces en coro que suenan de fondo que si no me equivoco, habrían de representar a Dios (el verdadero artífice de esta teatral liberación por medio de plagas) con frases como “por las calles correréis”  (esta última de incierta veracidad, pues es confuso rescatar la frase en medio del sonido) y ésta, que sí que ciertamente escuché “en vuestros sueños entraré”. Haciendo referencia al motivo disculpacional de la aparición de estas infravoces; motivo encontrable desde el marco narrativo, pues desde el marco auditivo es más que obvio el deleitante sonido que se obtiene por medio de estos coros ; no creo que sea casualidad que la última plaga representada en esta canción sean las tinieblas, y que acto seguido, Moisés y Ramsés hablen en esa estatua, que es tan icónico lugar del palacio del Faraón. Y en una consecución lógica de los acontecimientos, los hermanos mantienen una lacrimógena conversación en la que se descubren como hermanos de corazón, todavía sintiendo éstos afecto mutuo.

Sin embargo, el momento en el que parece que esta obra se saldrá del texto del que procede su adaptación, irrumpirá el hijo de Ramsés; dejando claro los dos nuevos puntos del Faraón y el Profeta, esclarecidos sin que ninguno de pie a cualquier negociación y rompiendo así su vínculo fraternal para siempre. Pues el Faraón, quien entregó su amor a su hermano, así como Moisés a él, decide entregarlo a su hijo. Moisés; a su pueblo, a Séfora.

La conclusión que extraigo: Moisés probablemente sufriera, puesto que a mis ojos, no es ÉL hebreo dirigiendo a los hebreos; es un egipcio que no es capaz de renunciar a su parte egipcia, y creo que es exactamente eso lo que me hace padecer junto a su figura en esta pluscuamperfecta adaptación.

Recopilación de episodios históricos legendarios (1/7)

SITIO DE ALESIA:

Alesia fue la capital de los mandubios (una confederación de tribus galas que vivieron en las regiones de lo que hoy es Borgoña y Jura). Una de las tribus galas aliadas con los poderosos heduos (un pueblo celta de la Galia prerromana, en la Francia contemporánea, que se asentaban en las áreas del valle del río Saona)

El sitio de Alesia es un episodio de la historia especial; es de aquellos casos, que si no es único, deben de haber contados símiles. En resumen: A los sitiados, mientras tratan de librarse de sus sitiadores, sus sitiadores a su vez son sitiados; y por tanto los sitiadores han de librarse de sus sitiadores mientras tratan de sitiar a los sitiados. Sucede en el 50 a.C aproximadamente. César aún es procónsul  (es decir, Roma aún era una república y no un Imperio) y envía un despliegue militar extraordinario a pacificar el territorio galo a petición de otras tribus galas sirvientes de Roma. Lo que sucedió a continuación, podría asemejarse al desdoblamiento de conquista Napoleónico con el que José I acabará siendo rey. El ejército romano, conmovido por la fertilidad y espesura de aquellas tierras, por sus ríos y su fauna: decidió asentarse en la Galia a consecuencia de tener que enfrentarse contra las tribus endémicas. Por supuesto las matanzas por parte del ejército romano sobre las tribus se sucedieron en consecuencia a la potencial amenaza bélica que suponía este cuerpo militar por aquel entonces, y esto impulsó a las tribus galas a aliarse en pos de defenderse del enemigo común. Esto sucedió durante un concilio en Bibracte (la actual Borgoña) donde se eligió como líder de las tribus galas a Vercingétorix; y con éste al mando se enfrentaron al invasor.

El primer problema que los galos encontraron, fue la superioridad de las huestes romanas frente a las galas en el clásico “cara a cara” en campo abierto. Tanto es así, que incluso con ejércitos mejores preparados que el romano también perderán y solo saldrán victoriosos de la batalla de Gergovia. Esto les llevará a adoptar una estrategia de “tierra quemada”. Consistirá en huir de las tropas romanas quemando las cosechas y estructuras a su paso para desabastecerles. Y los romanos, sin línea de suministros, no tardarían en debilitarse y sentirse cansados ya que las únicas provisiones con las que contaban eran las que llevaban encima. Por cuestiones humanas de aquel entonces como pueden ser: la honra y el orgullo, las tribus galas aún intentaron plantar cara a los romanos repetidas veces con nefastos resultados. En vista de esto, Vercingetorix, que planea enfrentarse al ejército romano con sus fuerzas al completo (reagrupando a sus tropas, y aguardando los levantamientos de los pueblos galos que comenzaban a rebelarse) se establece en lo alto de Alesia con 80.000 hombres y manda fortificar el terreno. El ejército galo al completo supondría un cuerpo militar seis veces mayor que el romano, y Alesia, era un enclave estratégico muy importante.

Alesia es una meseta de 150 metros de altura y 18 kilómetros de perímetro sobre el monte Auxois con buenas defensas naturales; el río Lutosa (actual Ose) al norte, y el Orserain al sur (Ambos tributarios del Sequana (Sena)), y el Brenne al oeste. Este accidente geográfico contaba con el Pennevelle al este; al norte, el Bussy (nordeste) y el Rea (noroeste); además del Flavincy en el sur. Todos aquellos eran montes por cuyos valles se extendía el cauce de éstos ríos. Por último, la vegetación de la meseta era frondosa, y la estrechez de la única llanura que se extendía suponía un impedimento para las cargas. Así pues, la posición de altura estratégica, y las sólidas fortificaciones galas (empalizadas con tierra y vigas de por medio) dejaban a los romanos con la única posibilidad de enfrentar a los galos en una ofensiva en la que habrían de sitiar un territorio que planteaba desde el comienzo problemas para ellos. Por su parte, César, que distaba de ser un novicio del campo de batalla; contaba con 10 legiones (que serían unos 50.000 hombres) y se enfrentaba a otro inconveniente aparte de la imposibilidad de acceso a Alesia. Como bien he mencionado, se preparaba un ejército galo que superaría en número las legiones de César sustancialmente, y era cuestión de tiempo que fueran metidos en la desventajosa situación de una batalla a dos frentes. Además, por medio de algunos galos convertidos en rehénes, César supo que aparte de los 80.000 hombres del ejército de Vercingetorix Alesia contaba con más de 10.000 habitantes; y que el cómputo global de casi 100.000 galos solo contaba con provisiones para treinta días. Todo esto le lleva a pensar que debe rendir Alesia mientras aún tenga tiempo, y ordenando el asedio de la misma, comienza “el sitio de Alesia”.

Lo primero que hizo César fue prevenir las salidas, creando un perímetro de 23 fuertes y cavando zanjas de aproximados 6 metros de ancho en el oeste de Alesia, entre los ríos Ose y Orserain, creando un dique que les impidiera escapar (Muy al estilo de los titulum, zanjas paralelas situadas en orientación a las salidas de las fortalezas.) Ésta era una táctica muy típica del ejército romano y además muy eficaz. Si por ejemplo los celtas hubieran querido salir en algún momento, digamos, en un barrido sorpresa nocturno con la caballería; les habría resultado imposible por los titulum, las zanjas y los fuertes. Sin embargo esto no fue sino el comienzo de la labor de construcción romana; de quienes se decía que más que hábiles con sus lanzas y espadas, lo eran con sus palas.

A 400 metros de donde habían construido las primeras zanjas, construyeron dos fosos paralelos de 6 metros de ancho, 6 de profundo y  unos 16 kilómetros (cada uno) que rodeaban la ciudad. El primero de los anillos, por medio de drenajes y uso de los ríos de la zona, fue colmado de agua. De mientras, entre los dos anillos, se dedican a posicionar tarugos (lengüetas de hierro con punta de treinta centímetros de grosor y forma de garfio enterradas sólidamente en la arena con estacas) que enterrados se perdían de la vista de cualquiera que no supiera donde yacían. Por la estructura del instrumento y su localización, los pies de los enemigos quedarían profundamente atravesados y sería prácticamente imposible soltarse o desvalijar la trampa. Luego dispusieron ocho hileras de hoyos con lilias (estacas dispuestas con el fin de empalar ocultas por un manto de hierba y hojas) además de otras cinco zanjas más de un metro y medio con ramas de asta de ciervo (con forma de vara espinosa; recolectadas y talladas manualmente) con un uso muy parecido al del alambre de espino.

Más adelante y en consecuencia al hambre que asolaba a los celtas, sucede un episodio en el que Vercingetorix ordenará a todos los hombres que no puedan luchar que abandonen Alesia. Esto con el fin de reducir el número de bocas que alimentar, aunque a los desertores les sirviera para ser asesinados o hechos esclavos por los romanos. Sin embargo, los romanos no les dejarán pasar más allá de la línea de asedio, y los civiles quedarán contenidos y condenados a morir de hambre en tierra de nadie bajo la vista de romanos y galos (con todo el desgaste psicológico que esto conllevó). En el 52 a.C Alesia está sitiada y a punto de caer, un gran número de hombres adorna la tierra de nadie en un horrísono espectáculo en el que la mayoría han muerto de hambre y algunos todavía se debaten entre la vida y la muerte.

De repente, un ejército sobrecogedor e inmenso irrumpe en la zona. Era el ejército galo del que tan temeroso se mostraba César, compuesto por unos aproximados 250.000 galos. Las cifras del encuentro se contabilizan ahora en 50.000 romanos contra 300.000 galos. Sin embargo César, quien había sido prevenido, mandó fortificar el campamento romano pero ahora para defenderse de sus sitiadores.  Se creó un nuevo muro defensivo y un anillo de características similares pero de 20 kilómetros de longitud, con cuatro cuarteles de caballería, otros cuatro de infantería y torres cada 25 metros (entre unas 1.500 y 2.000 torres). Otra ventaja, era la inexistencia de un sistema de comunicación entre ambos frentes galos, por lo que no tendrían manera de coordinarse o ponerse de acuerdo. Los de la ciudad de Alesia salían bajo la comandancia de Vercingetorix. Por medio de bronce y metales bruñidos, al contrario que los galos, los romanos eran capaces de comunicarse aunque rudimentariamente de una manera eficaz. Por lo que César podía disponer de sus tropas en torno a los 20 kilómetros del terreno satisfactoriamente, dejando siempre una parte de su ejército descansando. Se inicia una nueva batalla de desgaste donde las bajas de los galos se suceden, y en el segundo día, los galos descubren un punto débil de la estrategia defensiva romana y deciden aprovecharlo lo máximo posible: aunque no podrán culminar debido a sus tropas diezmadas. Finalmente, en una audacia estratégica, César reúne a su caballería restante (entre ellos muchos mercenarios germanos) y lleva a cabo una última carga en la que él mismo participará, saliendo y tratando de dispersar a las tropas restantes.

Es importante comprender la naturaleza hostigadora del ejército romano, que con sus catapultas de torsión (que disparaban grandes virotes, lanzas y piedras), su arquería y las defensas del entorno se conformaba como un temible enemigo en cuestiones tácticas. Tras tres días luchando, pese al gran número de galos; el desgaste ya no solo físico sino también psicológico y las innumerables bajas aliadas les llevaron a batirse en retirada. Se dice que éstos no fueron perseguidos y ajusticiados por los romanos durante su huida (como era costumbre para rematar estos conflictos de la antigüedad), por lo exhaustos y agotados que se encontraban los soldados.

Cuando este ejército de salvamento fue rechazado, la ciudad de Alesia se rindió ante César, y una vez dentro exigió que todos los guerreros galos depositaran las armas a sus pies. Según nos cuenta Julio César en su “Guerra de las Galias”, cuando le llegó el turno a Vercingetorix este le dijo: “Heme aquí, un hombre fuerte. Me humillo ante ti, hombre fortísimo”.(Haciendo alusión al mérito que supuso unir todas las tribus galas siendo tan joven y las tribus tan conflictivas). César despertó en el senado grandes envidias a su vuelta y no fue tratado con la pomposidad que correspondía a su hazaña, y Vercingetorix, fue hecho esclavo y llevado a Roma, donde aguardó seis años para aparecer durante el desfile triunfal de César y donde tras eso, fue estrangulado (más concretamente, ahorcado) por orden del propio César.

(Histocast-sitios legendarios)

 

lunes, 13 de noviembre de 2023

EL DEMONIO DEL ALOCHOL

 Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia.

EL DEMONIO DEL ALCOHOL

Cuando la gente me mira, ve a mi hermano: esas son las palabras que me han hecho reaccionar. Mucho tiempo hace desde que no he bajado

de mi ardiente montaña, de mi ceniza colina para declamar dulces palabras e hiperbólicos versos en los oídos de las gentes. He superado

el amor propio hasta el punto en el que lo he vuelto un refrán; y no hay palabras de odio que puedan descoser este mi vestido, o al menos

eso pensaba. Me he descubierto como un ser irracional que todavía lucha por una superioridad moral infundada, con miedos e incertidumbres.

Es cierto también, que he observado como el musgo de mi debilidad se deshacía dando paso a la roca desnuda; como cada vez dudo menos de

tener que dudar. Mi traje lleva tiempo confeccionado, esto no es nada nuevo. Los hilos negros y dorados de lágrimas y sufrimiento son el oscuro

velo con el que me cubro para deambular por las oscuras calles de la ciudad. Observando, como un loco fuera de lugar, el caminar de las personas y

procurando desvelar en sus pasos sus más íntimos secretos. Tan oscuro soy, que me he hecho uno con la noche. Pues la luna cubre mi paso y las estrellas

reflejan mis cabellos marrones descoloridos y mi oblonga silueta. No tengo miedo de morir, pues soy Dios, y hace poco que lo he descubierto. Solo lo

que mis manos no pueden alcanzar, esta fuera de mi alcance; solo lo que esta fuera de mi alcance, algún día pasará a ser mío. Aún a todo esto hay una

verdad. Una realidad ineludible que tiene que ver con mis dientes de tiburón malformes y ocultos. Cuando la gente me mira, ve a mi hermano: Cuando la gente ve

a mi hermano me mira; cuando la gente mira a mi hermana, me veen. ¿Y que es lo que ven? Yo no necesito de mi azabache traje ni vestirlo para sentir que lo tengo,

pues son mias las sangres que le dieron forma, y negros los anhelos que me llevaron a diseñarlo; no necesito saber que soy para serlo. Yo no soy el guardián de mi

hermano, no soy el thalmos, no soy ninguno de los nombres que me haya podido poner en esta mi mayor actuación. Por ser, no soy ni los trozos del corazón que me

has roto, Afrodita, porque ahora me he dado cuenta de que no tengo corazón. ¿Que es aquello que rompía una y otra vez entonces? ¿Que me hacia llorar? ¿Que sentir triste?

Es otra de las preguntas que pretendo contestar. Yo diría que la ilusión; yo diría que la expectativa. Solo ahora, que me encuentro investigando las palabras

del ángel de Dios, y que este me baña con el rojo de su espada flamígera he podido diluir una vez más la verdad; es así como otra vez una sombra de un

pájaro sin alas es la razón para expulsar a este espantapájaros del maizal. Adelfa; tú serás mi


protegida. Adelfa; tú serás la salvada.  En mi corazón hay espacio

para ti, claro que si, te salvaré. No estoy enfadado, solo muy enfadado. Sinceramente no. Sinceramente estoy cansado, pero acabo de empezar todo esto. Pero

aunque acabe de empezar y esté cansado, yo no me voy a rendir. Voy a sacarme adelante a mí y a salvar a mi hermana pequeña, el resto es polvo y aire.

Las casualidades de un juego de dados sumado a gladiador, Máximo Meridio, y yo que pretendo hacerme un nombre cabalgo el viento

Mis pensamientos quizá erráticos son equivalentes a las palabras que muerden mis labios cuando la situación me tilda de incapaz de actuar.

¿Que es lo que debe pensar que merece en forma de amor alguien que jamás lo ha recibido? Me siento identificado con la gran guerrera rubia de ojos zafiro,

porque yo ansío por encima de todo el amor de mi madre, y aunque odio su manera de ser, soy su copia y abogado. Somos esclavos. Perros

atados con correa a un palo, el elefante encarcelado a la estaca de la fábula. Con un potencial poder subyugado por la ira de los demás... Debo decir

que no conozco si el genoma puede jugar realmente un papel tan determinante en el carácter, pero creo poder decir sin miedo

a equivocarme que el carácter exuberante, extravagante y curioso de mi familia materna ha propiciado que conozca el dolor antes de tiempo; y aun así lo

he conocido de forma tardía, aunque no tanto como para perderme sinceramente en la opinión del gentío. Y es por ello que seré capaz de subsistir en

este mi terreno como un ente tardíamente conocido como capaz, y hacer de este carácter potencial una auténtica arma de etiqueta nuclear. Pero yo no deseo utilizarla

como arma de destrucción masiva; pues en verdad os digo que yo no deseo cualquier cosa que no sea la unidad entre todos nosotros, ni la pasividad del ser por

algo que no sea la aceptación y reconversión de la violencia como un nombre posible y debatible entre todos nosotros, usuarios de violencia, tan inherente al ser como

el Dios de Israel. No repetiré esto pero lo diré; y es que voy a proteger del humilde cacique del mal: y es que este se ve tan sobrepasado por su naturaleza

bondadosa por su propio carácter, que no puede hacer sino sufrir y delegar en este el emisor de tantas palabras que han podido protegerle en un momento dado.

Es quizá el momento de confesar textualmente una de las realidades mas sobrecogedoras de mi cabeza, una tan real y terrible que he procurado enterrarla en miles de toneladas

de tierra, en un agujero abisal; pero que aun así logra alcanzarme fugazmente cada vez que así lo decide: Mi doble personalidad. Creo que esto nació cuando mis

padres me enviaron a un internado en Murcia, y fue creado para protegerme de todos esos comportamientos que lógicamente no lograba entender, pero que inevitablemente

decidían la calidad de mi estadía en aquel lugar... Pensándolo mejor; recuerdo ser un niño y aliarme con los dos chavales que más tarde me acosarían para ACOSAR a otro niño

sin nada que ver en este problema de dos contra uno... No puedo revelar el último secreto; porque aun soy débil para textualizarlo, pero ciertamente, este problema se

ha desarrollado en mi desde que era un niño. Cuando crecí y me hice consciente de este hecho, traté de valorarlos; y aún a día de hoy trato de entender ambos perfiles

y comprender cual es el más adecuado para vivir: y aun así, estos dos personajes que he bautizado como "el excomulgado" y "el anciano" toman el control de la situación cualesquiera

sean mis intenciones... Pese a esto, debo recalcar que he llevado a cabo un gran trabajo en el control de este suceso; que deriva en la vida real en acontecimientos

tangibles y que debo decir, no son nada agradables. Cada vez pierdo menos el control, y si pierdo el control, puedo aprender rápidamente del error para corregirlo en un futuro.

Aún así no han terminado mis fechorías, no han concluido mis oscuras ambiciones de dominio interpersonal totalmente frustradas, como un cachalote que choca una vez

tras otra contra la sima abisal creyendo tener al calamar gigante entre sus fauces... Debo analizarme una vez más una vez haya eliminado la mariguana de mi vida. Entonces

quizá alcance alguna verdad más plausible y concreta con la que poder trabajar. ¿Puedo dejar de empatizar con lo que no empatizo? ¿Puedo dejar de ser un perro lameculos? Debo hacerlo

sin atenerme a las consecuencias; como uno de los profetas de Jehová, como un ser libre e individual. Es momento de hablar de Psique, mi amiga de la infancia; una chica a la

que amaba sin necesidad de estar con ella porque era tan perfecta y simpática que no necesitaba más. En estos tiempos que corren esto parece realmente inverosímil, pero

yo que disto de aceptar la opinión de los demás voy a experimentar este dulce néctar una vez más. Porque ciertamente era dulce, y hacia aliviar no solo mis pesares, sino los

de esta llamada Psique. Recuerdo que cuando éramos niños, reíamos de unas bromas de un programa de la tele. La amé pero no la quise. Es extraño... Aunque hay veces que pienso

que mi corazón no pertenece al reino de las mujeres, solo lo creo porque exhausto no se que más poder hacer para estar con una. Sin embargo, aunque esto sea algo maravilloso,

catártico incluso, no debe de ser buscado de forma directa. Debo una vez más interesarme por mis estudios y  curiosidad antes que de cultivar directamente relaciones. No se que me

ha estado sucediendo estos días, quizá por eso dejé de escribir diariamente; porque no es duro como trabajo físico; sino que lo es como uno mental. No podría describir exactamente

por qué, pero me colma de alegría a la vez que de tristeza redactar estos textos. Mi sentido de la culpa cristiano hace que haga del cambio un problema, cuando el cambio es

cambio. Me he negado tantas veces por pensar que aún había algo que podía hacer, algo que necesitaba hacerse o simplemente porque pensaba que hubo algo que no pude hacer. Pero

todos esos eran mis demonios prejuiciosos negándose a admitir que la novedad, que el cambio, había alcanzado las costas de mi familia. Que una vez más, lo había hecho. Este

pacto que he hecho con Jehová, con mi propio Jehová, es la de ser nazareo hasta que pueda admitir de forma concluyente que soy feliz. Creo en el nazareo en todas sus vertientes

menos en la de no poder acercarse a los muertos... Sin embargo, la no embriaguez y el pelo largo en señal de santidad eran dos aspectos que casaban ciertamente con la estética

que describiría como imitación del orador sin "fronesis" y un barco que ha vuelto al mar. Veremos que es lo que sucede, pero esa es mi idea por el momento, y aun así el ser

nazareo no es algo uniocasional, por lo que sin miedo pasaría navaja por mi cabeza si tuviera que tocar a algún familiar muerto. Chocolate y agua, esa es mi receta contra el néctar

embriagador de la ginebra; me estoy despidiendo, lo estoy haciendo. Odio este sentimiento cada vez más, menos mal que me he hinchado y rehinchado, pero ahora que me conozco a mi

mismo, le tengo miedo a los demás y a sus decisiones... Que malas son las drogas... te sientan genial, pero cuando se acaban son la peor sensación del mundo, son lo peor que te pudiera

pasar de lejos... Quizá soy capaz de entender a quienes toman terribles decisiones en este estado, porque yo soy uno de ellos. Pero al final de cuentas quien soy, sino un imbécil embriagador

, un perfumado cavernícola que se dispone a probar una vez más las aguas del mar.

COMUNICADO - Presentación e introducción del proyecto ¡Bienvenidos seáis!

 Buenas tardes, noches, días o cuando leáis esto. Me presento directamente sin rodeos. Soy Joaquín García González, Quino para los amigos. 

No podéis imaginar las pocas ganas que tenía de comenzar este proyecto ¿Por qué? Porque nunca he sido capaz de comenzar nada en mi vida. ¡Nunca! Bueno... siendo sinceros, más bien de terminarlo. Pues no son pocas las aventuras inconclusas en las que he osado aventurarme. Eso sí, en mi mente. Porque en la realidad nunca he cruzado el umbral en busca de la gloria y la fortuna si no ha sido menester para provocarme un perjuicio. Así soy yo, entonces; dubitativo, pusilánime, un cualquiera. Me desnudo ante vosotros porque solo así podré hablaros y contaros cuanto quiera sin tapujos. Sin mediciones. Sin miedo. 

Durante este periodo de tiempo, realizaré actualizaciones en las que subiré viejos proyectos inconclusos. Pero no temáis, que a estos les precederán otros tantos; nuevos, maquetados, y evidentemente sin terminar.

Lamento vanagloriarme de mi ausente capacidad de esfuerzo en lugar de asir las riendas de la voluntad y con vehemencia lanzarme, con arrojo, al futuro mejor. Lo lamento de veras, pero no puedo ocultar por más tiempo mi imperiosa necesidad de manifestarme como un ahogado en las profundidades. Pues de igual forma, sin ser capaz de distinguir inmerso en la oscuridad de la tormenta del pacífico qué es arriba y qué es abajo, me zambullo en las profundidades en busca de una huida. De una huida, sin embargo, constructiva; que ha de guiar de mis pasos y transformar los tablones que con desprecio arrojo tras de mi en la casa que pudiera ser; o en su defecto, el ataúd en el que pueda descansar.


Joaquín 13/11/2023 

El bufet

  El bufet Devoraba y devoraba sin cesar los acompañamientos incluidos en su menú bufet. Sin prisa pero sin pausa. Había perdido la cuen...