Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia.
EL DEMONIO DEL ALCOHOL
Cuando la gente
me mira, ve a mi hermano: esas son las palabras que me han hecho reaccionar.
Mucho tiempo hace desde que no he bajado
de mi ardiente
montaña, de mi ceniza colina para declamar dulces palabras e hiperbólicos
versos en los oídos de las gentes. He superado
el amor propio
hasta el punto en el que lo he vuelto un refrán; y no hay palabras de odio que
puedan descoser este mi vestido, o al menos
eso pensaba. Me
he descubierto como un ser irracional que todavía lucha por una superioridad
moral infundada, con miedos e incertidumbres.
Es cierto también,
que he observado como el musgo de mi debilidad se deshacía dando paso a la roca
desnuda; como cada vez dudo menos de
tener que dudar.
Mi traje lleva tiempo confeccionado, esto no es nada nuevo. Los hilos negros y
dorados de lágrimas y sufrimiento son el oscuro
velo con el que
me cubro para deambular por las oscuras calles de la ciudad. Observando, como
un loco fuera de lugar, el caminar de las personas y
procurando
desvelar en sus pasos sus más íntimos secretos. Tan oscuro soy, que me he hecho
uno con la noche. Pues la luna cubre mi paso y las estrellas
reflejan mis
cabellos marrones descoloridos y mi oblonga silueta. No tengo miedo de morir,
pues soy Dios, y hace poco que lo he descubierto. Solo lo
que mis manos no
pueden alcanzar, esta fuera de mi alcance; solo lo que esta fuera de mi
alcance, algún día pasará a ser mío. Aún a todo esto hay una
verdad. Una
realidad ineludible que tiene que ver con mis dientes de tiburón malformes y
ocultos. Cuando la gente me mira, ve a mi hermano: Cuando la gente ve
a mi hermano me
mira; cuando la gente mira a mi hermana, me veen. ¿Y que es lo que ven? Yo no
necesito de mi azabache traje ni vestirlo para sentir que lo tengo,
pues son mias
las sangres que le dieron forma, y negros los anhelos que me llevaron a
diseñarlo; no necesito saber que soy para serlo. Yo no soy el guardián de mi
hermano, no soy
el thalmos, no soy ninguno de los nombres que me haya podido poner en esta mi
mayor actuación. Por ser, no soy ni los trozos del corazón que me
has roto, Afrodita, porque ahora me he dado cuenta de que no tengo corazón. ¿Que es aquello
que rompía una y otra vez entonces? ¿Que me hacia llorar? ¿Que sentir triste?
Es otra de las
preguntas que pretendo contestar. Yo diría que la ilusión; yo diría que la
expectativa. Solo ahora, que me encuentro investigando las palabras
del ángel de
Dios, y que este me baña con el rojo de su espada flamígera he podido diluir
una vez más la verdad; es así como otra vez una sombra de un
pájaro sin alas
es la razón para expulsar a este espantapájaros del maizal. Adelfa; tú serás mi
protegida. Adelfa; tú serás la salvada. En mi
corazón hay espacio
para ti, claro
que si, te salvaré. No estoy enfadado, solo muy enfadado. Sinceramente no.
Sinceramente estoy cansado, pero acabo de empezar todo esto. Pero
aunque acabe de
empezar y esté cansado, yo no me voy a rendir. Voy a sacarme adelante a mí y a
salvar a mi hermana pequeña, el resto es polvo y aire.
Las casualidades
de un juego de dados sumado a gladiador, Máximo Meridio, y yo que pretendo
hacerme un nombre cabalgo el viento
Mis pensamientos
quizá erráticos son equivalentes a las palabras que muerden mis labios cuando
la situación me tilda de incapaz de actuar.
¿Que es lo que
debe pensar que merece en forma de amor alguien que jamás lo ha recibido? Me
siento identificado con la gran guerrera rubia de ojos zafiro,
porque yo ansío
por encima de todo el amor de mi madre, y aunque odio su manera de ser, soy su
copia y abogado. Somos esclavos. Perros
atados con
correa a un palo, el elefante encarcelado a la estaca de la fábula. Con un
potencial poder subyugado por la ira de los demás... Debo decir
que no conozco
si el genoma puede jugar realmente un papel tan determinante en el carácter,
pero creo poder decir sin miedo
a equivocarme
que el carácter exuberante, extravagante y curioso de mi familia materna ha
propiciado que conozca el dolor antes de tiempo; y aun así lo
he conocido de
forma tardía, aunque no tanto como para perderme sinceramente en la opinión del
gentío. Y es por ello que seré capaz de subsistir en
este mi terreno
como un ente tardíamente conocido como capaz, y hacer de este carácter
potencial una auténtica arma de etiqueta nuclear. Pero yo no deseo utilizarla
como arma de
destrucción masiva; pues en verdad os digo que yo no deseo cualquier cosa que
no sea la unidad entre todos nosotros, ni la pasividad del ser por
algo que no sea
la aceptación y reconversión de la violencia como un nombre posible y debatible
entre todos nosotros, usuarios de violencia, tan inherente al ser como
el Dios de
Israel. No repetiré esto pero lo diré; y es que voy a proteger del humilde
cacique del mal: y es que este se ve tan sobrepasado por su naturaleza
bondadosa por su
propio carácter, que no puede hacer sino sufrir y delegar en este el emisor de
tantas palabras que han podido protegerle en un momento dado.
Es quizá el
momento de confesar textualmente una de las realidades mas sobrecogedoras de mi
cabeza, una tan real y terrible que he procurado enterrarla en miles de
toneladas
de tierra, en un
agujero abisal; pero que aun así logra alcanzarme fugazmente cada vez que así
lo decide: Mi doble personalidad. Creo que esto nació cuando mis
padres me
enviaron a un internado en Murcia, y fue creado para protegerme de todos esos
comportamientos que lógicamente no lograba entender, pero que inevitablemente
decidían la
calidad de mi estadía en aquel lugar... Pensándolo mejor; recuerdo ser un niño
y aliarme con los dos chavales que más tarde me acosarían para ACOSAR a otro
niño
sin nada que ver
en este problema de dos contra uno... No puedo revelar el último secreto;
porque aun soy débil para textualizarlo, pero ciertamente, este problema se
ha desarrollado
en mi desde que era un niño. Cuando crecí y me hice consciente de este hecho,
traté de valorarlos; y aún a día de hoy trato de entender ambos perfiles
y comprender
cual es el más adecuado para vivir: y aun así, estos dos personajes que he
bautizado como "el excomulgado" y "el anciano" toman el control de la
situación cualesquiera
sean mis
intenciones... Pese a esto, debo recalcar que he llevado a cabo un gran trabajo
en el control de este suceso; que deriva en la vida real en acontecimientos
tangibles y que
debo decir, no son nada agradables. Cada vez pierdo menos el control, y si
pierdo el control, puedo aprender rápidamente del error para corregirlo en un
futuro.
Aún así no han
terminado mis fechorías, no han concluido mis oscuras ambiciones de dominio
interpersonal totalmente frustradas, como un cachalote que choca una vez
tras otra contra
la sima abisal creyendo tener al calamar gigante entre sus fauces... Debo
analizarme una vez más una vez haya eliminado la mariguana de mi vida. Entonces
quizá alcance
alguna verdad más plausible y concreta con la que poder trabajar. ¿Puedo dejar
de empatizar con lo que no empatizo? ¿Puedo dejar de ser un perro lameculos?
Debo hacerlo
sin atenerme a
las consecuencias; como uno de los profetas de Jehová, como un ser libre e
individual. Es momento de hablar de Psique, mi amiga de la infancia; una chica
a la
que amaba sin
necesidad de estar con ella porque era tan perfecta y simpática que no
necesitaba más. En estos tiempos que corren esto parece realmente inverosímil,
pero
yo que disto de
aceptar la opinión de los demás voy a experimentar este dulce néctar una vez
más. Porque ciertamente era dulce, y hacia aliviar no solo mis pesares, sino
los
de esta llamada Psique. Recuerdo que cuando éramos niños, reíamos de unas bromas de un programa
de la tele. La amé pero no la quise. Es extraño... Aunque hay veces que pienso
que mi corazón
no pertenece al reino de las mujeres, solo lo creo porque exhausto no se que
más poder hacer para estar con una. Sin embargo, aunque esto sea algo
maravilloso,
catártico incluso,
no debe de ser buscado de forma directa. Debo una vez más interesarme por mis
estudios y curiosidad antes que de
cultivar directamente relaciones. No se que me
ha estado sucediendo
estos días, quizá por eso dejé de escribir diariamente; porque no es duro como
trabajo físico; sino que lo es como uno mental. No podría describir exactamente
por qué, pero me
colma de alegría a la vez que de tristeza redactar estos textos. Mi sentido de
la culpa cristiano hace que haga del cambio un problema, cuando el cambio es
cambio. Me he
negado tantas veces por pensar que aún había algo que podía hacer, algo que
necesitaba hacerse o simplemente porque pensaba que hubo algo que no pude
hacer. Pero
todos esos eran
mis demonios prejuiciosos negándose a admitir que la novedad, que el cambio,
había alcanzado las costas de mi familia. Que una vez más, lo había hecho. Este
pacto que he
hecho con Jehová, con mi propio Jehová, es la de ser nazareo hasta que pueda
admitir de forma concluyente que soy feliz. Creo en el nazareo en todas sus
vertientes
menos en la de
no poder acercarse a los muertos... Sin embargo, la no embriaguez y el pelo
largo en señal de santidad eran dos aspectos que casaban ciertamente con la
estética
que describiría
como imitación del orador sin "fronesis" y un barco que ha vuelto al
mar. Veremos que es lo que sucede, pero esa es mi idea por el momento, y aun así
el ser
nazareo no es
algo uniocasional, por lo que sin miedo pasaría navaja por mi cabeza si tuviera
que tocar a algún familiar muerto. Chocolate y agua, esa es mi receta contra el
néctar
embriagador de
la ginebra; me estoy despidiendo, lo estoy haciendo. Odio este sentimiento cada
vez más, menos mal que me he hinchado y rehinchado, pero ahora que me conozco a
mi
mismo, le tengo
miedo a los demás y a sus decisiones... Que malas son las drogas... te sientan
genial, pero cuando se acaban son la peor sensación del mundo, son lo peor que
te pudiera
pasar de
lejos... Quizá soy capaz de entender a quienes toman terribles decisiones en
este estado, porque yo soy uno de ellos. Pero al final de cuentas quien soy,
sino un imbécil embriagador
, un perfumado cavernícola
que se dispone a probar una vez más las aguas del mar.
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