Sería conveniente revisar, de la banda sonora de la película, la canción de "todo lo que quiero" y "las plagas". Un saludo.
De todos los momentos del príncipe de Egipto; es quizá el
movimiento de las plagas el más terrorífico y emotivo. Esta vez, desde el
enfoque de este hipotético Moisés, comprendemos la completitud de la expresión
de Dios por medio de las plagas hacia el pueblo de Egipto. Por si no habíamos
caído en la cuenta; hay que señalar una de las primeras canciones de toda esta
operística, y no es ni más ni menos que el momento en el que Moisés, por medio
de una deslocalizada Miriam y una nana de cuna, descubre sus orígenes hebreos;
o más bien, la incongruencia latente que es su vida.
Con éste renovado dolor, recorre a oscuras los confines del
palacio del Faraón, donde entendemos que para Moisés esta ciclópea construcción
es su hogar, el único que ha conocido y donde el desearía estar; pero no solo
eso, su familia son sus padres y su hermano (Faraón, su mujer y Ramsés) a los
que ama sin lugar a dudas. Esta magnífica secuencia, concluye con el
descubrimiento de la matanza del Faraón sobre los varones del pueblo hebreo.
Serán necesarios otros acontecimientos seguidos para que
Moisés, finalmente tome una decisión; huir y exiliarse. Es por eso, que el
regreso de Moisés a Egipto con el fin de liberar al pueblo hebreo resulta tan
complicado a nuestro personaje; pues a su pueblo, o el que creía era su pueblo
es al que se enfrentará. De hecho, Moisés experimenta durante su vida en el
desierto una redención; donde se despoja de sus alhajas y posesiones materiales
(a excepción del anillo de arquitecto que le hace entrega su hermano, dándonos
a entender que no es capaz de renunciar a Ramsés), además de deshacerse de su
elitista estilo de vida; pero a todo esto, no sufrirá ninguna clase de proceso
que cambiare el inherente amor que siente hacia Egipto, más concretamente; hacia
su hermano y madre, hacia el palacio que tantas veces y tan angustiado
recorrió.
Ramsés, que se niega a cumplir la petición de Moisés, se
enfrentará a todas las plagas enviadas por Dios. Moisés, contemplará como estas
lentamente destruyen Egipto. Me parece de gran importancia la no
despersonalización del papel de Moisés como proveedor de la calamidad, además
de como profeta de Dios; puesto que en texto original del Éxodo, esta misma
tarea se reparte entre Moisés y Aarón; Moisés como contacto con Dios, y Aarón
como emisario del mensaje al Faraón y hacedor de milagros. También es esto de
relevancia; pues en la misma canción de las plagas, en frases como; “eras tú mi
hermano”, entendemos que Moisés se siente más hermanado con Ramsés que con
Aarón.
Por todas estas diferencias y factores, diría que el dolor
que siente Moisés destruyendo Egipto es genuino, verosímil y cruel. Pues nos
presentan una batalla en la que dos hermanos que se amaban deben destruirse el
uno al otro; donde cada martillazo resquebraja un poco más el cimiento de su
relación. En caso de que no nos hayamos
percatado del amor sincero que profesa Moisés a su hermano, a su ciudad, y a su
gente; esta nueva obra: “las plagas”, confunde tonalidades de la primera
canción que os describo en este texto. Refleja esto así, una nueva angustia
creciente desde esta primera base anteriormente consolidada; donde ahora vemos
a un orientado Moisés, con un objetivo claro, pero que sufre enormemente por
tener que destruir aquello, lo único que amó. Esto lo hará solo, sin Aarón,
será por tanto mayor carga; pues aparte de Dios, es el único responsable de la
destrucción de Egipto sin entrar en moralidades. Aunque Séfora esté con él
ciertamente no son grandes sus intervenciones.
Es en esta batalla y recreación en los sentimientos que
surgen (ahora que los hemos tratado) todas estas referencias que nos llevan al
éxtasis. Ahora, no solo auditivo, sino también narrativo. (Que perfecta es esta
canción)
¿Pero qué puede hacer Moisés? Un detalle sublime que
pretende, en mi opinión, disculpar a Moisés de todas estas fatalidades que
asolan Egipto; son las voces en coro que suenan de fondo que si no me equivoco,
habrían de representar a Dios (el verdadero artífice de esta teatral liberación
por medio de plagas) con frases como “por las calles correréis” (esta última de incierta veracidad, pues es
confuso rescatar la frase en medio del sonido) y ésta, que sí que ciertamente
escuché “en vuestros sueños entraré”. Haciendo referencia al motivo
disculpacional de la aparición de estas infravoces; motivo encontrable desde el
marco narrativo, pues desde el marco auditivo es más que obvio el deleitante
sonido que se obtiene por medio de estos coros ; no creo que sea casualidad que
la última plaga representada en esta canción sean las tinieblas, y que acto
seguido, Moisés y Ramsés hablen en esa estatua, que es tan icónico lugar del
palacio del Faraón. Y en una consecución lógica de los acontecimientos, los
hermanos mantienen una lacrimógena conversación en la que se descubren como
hermanos de corazón, todavía sintiendo éstos afecto mutuo.
Sin embargo, el momento en el que parece que esta obra se
saldrá del texto del que procede su adaptación, irrumpirá el hijo de Ramsés;
dejando claro los dos nuevos puntos del Faraón y el Profeta, esclarecidos sin
que ninguno de pie a cualquier negociación y rompiendo así su vínculo fraternal
para siempre. Pues el Faraón, quien entregó su amor a su hermano, así como
Moisés a él, decide entregarlo a su hijo. Moisés; a su pueblo, a Séfora.
La conclusión que extraigo: Moisés probablemente sufriera,
puesto que a mis ojos, no es ÉL hebreo dirigiendo a los hebreos; es un egipcio
que no es capaz de renunciar a su parte egipcia, y creo que es exactamente eso
lo que me hace padecer junto a su figura en esta pluscuamperfecta adaptación.
No hay comentarios:
Publicar un comentario