I
Veinte años y te sigo soñando
Veinte años y te sigo esperando
No era nuestra complicidad,
Solo fuimos participes de hacernos daño.
Ni nuestra impulsividad, pues me fui aunque te extrañara,
sintiéndome un extraño
no fue nuestra creatividad
porque por miedo a dibujarte mal,
todavía no lo he conseguido, y eso en veinte años.
Con veinte años te sueño como con catorce,
Te quiero como si tuviera diez,
Me arrepiento de haberte perdido como si tuviera cincuenta,
Y la razón es que no quiero soñarte otra vez,
Pues aunque es tu cara de porcelana y miel,
Por dulce y frágil
Solo eres equívoca cuando equivocarse es fácil
Y yo que te amé y te amo, sin saber lo que es amar
Te miro y eres mi reflejo proyectado en el mar,
Una ilusión física,
Sobre donde me gustaría estar,
Y aunque quiero encontrar la astilla que me está infectando,
Tengo veinte años, y te sigo soñando.
II
De espesa figura, se diluyó como tinta
Indetectable cicatriz, aboyadura íntima
Bastardo amor por su razón ilegítima
Reproducido perpetúa, y se perpetúa en cintas.
Torrente de abril de un invierno creciente,
Primavera muerta de árboles engañados,
Creció mi tronco bajo tu balcón floreciente,
Echó raíces buscando el sol de tu tejado,
Ramificó y convirtióse la copa en puente,
Tornándose frío a cada paso no solicitado,
Y es que el amor no entiende de inconvenientes,
Ni entienden tus ojos de ser humanos
III
Desde mi balcón escondido, te vislumbré entre mis jazmines.
Tu perfume fresco,
Tu peso liviano,
Treparte así al Montesco,
La vida en italiano.
Llévenme a un barco pesquero, que ni los pastos son conchas,
Ni la tierra es blanca,
Tan pesado el cuerpo,
Como ligera el alma
Que mi alma pertenece al mar,
Que de la mar es el marinero, de la tierra nuestra casa,
llévenme a un barco pesquero
y despídanme en la playa, y al mar den mi cuerpo
y no nos veamos jamás,
y si en el balcón sigue el niño,
y escondido en los jazmines,
es que se hizo a la mar, y ahora es espuma,
no lombrices.
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