sábado, 17 de febrero de 2024

Ánodo y cátodo

 

Andaba perdido en la misma historia de siempre… yo obsesionado con ella, y ella ignorándolo completamente. Yo intentando verla, ella rebatiendo mis intentonas como el que contesta preguntas enumeradas una encima de la otra en un papel. Y terminado el día, ese resquicio de amor superviviente  que se esconde en algún recoveco de mi pecho cualesquiera hayan sido sus perjuicios, logra enquistarse en mi ser y regenerarse de nuevo para que pese al odio, mañana pueda amarte igual que ayer. En el fondo no sabes lo que me detesto por ello  ¿Cómo trabajar por la destrucción de lo más bonito que he intentado construir jamás? Me gustaría saberlo de verdad, si algún día me amaras. Porque es justo lo que yo mas deseo en el mundo.

Lamento no haber podido protegerte de la bestia blanca de desfigurados ojos, pues en mí constaba de su amistad con nuestras almas, pero no su autonombrada soberanía sobre nuestros cuerpos, y aunque el mío no fue marcado por sus manos, sepas tu que yacen en mis antebrazos las líneas de tu cuchilla. Ahora solo deseo desaparecer en el firmamento marchando en recta inamovible cualesquiera sean los terrenos que inclinen mi paso. Atravesaré la más dura cordillera y el más frío de los mares para alcanzar mi estado de conciencia habitual, que no normal, para encontrar la capacidad de procesar algo incomprensible.


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